Hasta siempre Mercedes Sosa

Siento un deber en mi alma y en mi consciencia, de escribirle hoy a Mercedes Sosa en su partida a la eternidad; a una mujer que logró llevar el espíritu latinoamericano a todos los lugares del mundo. Su canto no callará, porque la vida misma es todo un canto, como miles de veces lo repitió en la célebre letra de Horacio Guarany.

Mercedes Sosa tuvo como misión replicar el deseo de los seres humanos de vivir en un mundo mejor, más justo, más ecuánime; llevó a cada uno de los rincones del planeta una plegaria por la tierra, por la felicidad, por la paz y aunque muchos trataron de callarla, en el exilio ella logro seguir cantando al sol como la cigarra.

La negra fue inspiración de una generación que luchó por sus derechos, para las mujeres, para los menos favorecidos, para los que hemos dedicado nuestra vida a la lucha por los derechos humanos, por la equidad, por el bienestar.

Una voz que nos conminó a romper fronteras, “las fronteras humanas, no las del misterio” y pese a que seguimos imbuidos en los límites territoriales, para muchos de nosotros aquellos sólo son gruesos hilos que día a día se debilitan en el deseo de estrechar los lazos de la fraternidad y el amor en el mundo.

Con la partida de Mercedes Sosa se nos conmueve profundamente el alma; todo en la vida tiene un final, las personas perecemos fácilmente, somos débiles y vulnerables en el cuerpo, éste que Dios nos ha prestado por corto tiempo, y que debe ser en todo momento instrumento de bien, solamente queda lo que hayamos hecho, el legado que le dejemos a nuestros sucesores el bien que hiciéremos y la verdad en la que viviéremos. Cuando nos hayamos ido sólo quedará el recuerdo y el ejemplo que otros habrán de seguir.Dios miró con especial cariño a Mercedes, le regaló una voz prodigiosa a través de la cual tocó a los seres humanos. Hacer referencia a las canciones que interpretó durante seis décadas es reseñar una historia, una vida, una raza que nace en el fin de la Patagonia, crece en los picos andinos y florece en el mundo entero.

Mercedes Sosa se acercó fuerte y perceptible a la acera de nuestra cotidianidad, como si todos los días fueran el primer día de su vida, su anhelo más urgente fue compartir el asombro con su gente, los desconocidos llenos de escepticismo y de cansancio existencial. No se amedrentó frente a la mirada o el signo que desaprobó su estancia, su voz ávida de ofrecimiento para la construcción paulatina del verso, la alegría y el amor.

Mercedes Sosa fue un milagro de Dios que llegó a nosotros y partió dejándonos su estancia, ahora estará en el infinito al lado del Creador haciendo coros por la justicia, la unión y el amor entre los seres humanos. A ella la muerte no la tomó sin haber hecho lo suficiente, no se la llevó vacía, porque su voz, su fuerza y su sabiduría se quedarán en el alma del pueblo latinoamericano. Hasta siempre Mercedes Sosa.

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