DIGNIDAD DE PATRIA

El Pasado 12 de Febrero de 2009 tuvo lugar en Washington, el comité de Educación y Trabajo en la Cámara de Representantes norteamericana; audiencia presidida por el Congresista demócrata, George Miller, muy cercano a Nancy Pelosi, presidenta de dicha Colegiatura y quien se ha rehusado con vehemencia a darle trámite al proyecto de Ley que firmaría el Tratado de Libre Comercio con Colombia, oposición sustentada en la violación de derechos Humanos y asesinatos de sindicales.

A  la audiencia fueron invitados para hablar sobre la situación sindical en Colombia el juez José Emilio Sánchez, María Macfarlad de Human Rights Watch, José Luciano Sanin de la Escuela Nacional Sindical de Medellín y Jessica Hoyos, hija de un sindicalista asesinado.

Me sorprendió la ligereza con la que, el Honorable Senador Miller se refirió a nuestro país en su política de derechos humanos, especialmente lo que atañe a la comparación realizada con los casos de Chile y El Salvador, respectivamente.

Manifiesta el respetable congresista que Colombia bien puede ser comparada con estos países en épocas de dictadura y de las problemáticas que conllevaron al estado de caos vivenciado por ellos. Reafirmo entonces mi sorpresa y he de expresarme como colombiana responsable de mi identidad patriótica y como representante de una colectividad política y social.

No se puede desconocer que en los últimos siete años Colombia ha tenido un importante crecimiento en todos los aspectos, tanto en el tema de la seguridad democrática, que da un ambiente de confianza al país, como en un crecimiento económico sostenido en cuyas cifras de inversión extranjera por ejemplo ha aumentado en un porcentaje importante en relación al PIB nacional y los programas sociales que cubren a todos los sectores en el territorio.

En este orden de ideas creo que nunca se podrían hacer tales comparaciones como las que plantea Miller, ni con la dictadura de Pinochet en Chile, Dawidson en el Salvador y mucho menos con Venezuela en donde Chávez se perpetua en el poder amparado en un asistencialismo que socaba cada vez más la economía del hermano país, dejándolo sin reservas y recursos físicos y económicos.

En Colombia somos protectores de los derechos humanos por naturaleza, bien conocemos de los procesos discriminatorios a los que se han sometidas nuestras naciones y por esto cada día enfrentamos nuestros problemas de manera decidida y con conciencia social. Nuestro país ha ratificado casi todos los tratados internacionales sobre derechos fundamentales, lo que no han hecho otras naciones.  Y se han acogido las recomendaciones orientadas al mejoramiento de todos aquellos aspectos en los cuales hemos presentado debilidades.

Reconocemos que tenemos errores, que nuestras instituciones deben seguir mejorando en la promoción y defensa de los Derechos Humanos, nosotros ratificamos los acuerdos y recomendaciones que desde otras naciones se proponen; respetamos la cooperación internacional y a los organismos rectores. A las organismos multilaterales y a la gran institución mundial de hermandad como es Naciones Unidas; a diferencia de otros países, Colombia no solamente ha ratificado todos los asuntos del medio ambiente, incluyendo el de Tokio; hemos hecho todos los esfuerzos por respetar los mandatos de la O.I.T, por lo que reformamos la reglamentación de las cooperativas, conduciendo este sistema  hacia la obligatoriedad de la seguridad social para la población trabajadora, formamos con ética de estado a los servidores públicos. ¡Si claro, tenemos errores pero seguimos mejorando!.

No es justo, ni apropiado que se siga dando cátedra sobre cómo debemos avanzar en el desarrollo humano, creo que sí hemos hecho tantos avances como hemos podido en la lucha contra la pobreza, el desempleo y la seguridad. No queremos una doble moral que oriente y presione pero no practique. Es tan grave la intromisión política como la intromisión en nuestra inversión, temas en los que Colombia tiene total soberanía y autonomía interna.

Nuestro país ha hecho grandes esfuerzos por el acuerdo de Libre Comercio con los Estados Unidos, pero creo que es hora de pedirle al Presidente Uribe que evalúe la posibilidad de desistir del TLC, esos esfuerzos, lobby, e  inversiones se deben aprovechar en fortalecer las relaciones comerciales con otros países que requieran de nuestros productos y servicios sin disculpas condicionantes, y presiones de origen electoral y político.

No estoy invitando a romper relaciones con los Estados Unidos, por el contrario debemos fortalecer aun más nuestros vínculos culturales, científicos, académicos y afectivos pero sin perder la dignidad. Entonces que sean ellos quienes en un futuro insistan en los tratados. Urge que el actual presidente norteamericano venga a Colombia y evidencie que las cosas no son como las muestran.

No más, es mejor continuar con nuestras relaciones cordiales mientras la nueva administración del norte aterriza su ideología y mientras sabemos cómo serán las próximas relaciones de USA con el mundo y sobre todo con la población colombiana, que desafortunadamente muchas veces ha comprometido a miles de sus familias con el sueño americano, buscando servirles en todas sus actividades a cambio de una mísera remuneración o de la nacionalización.

Estamos exportando lo mejor que tenemos, personas luchadoras y trabajadoras, muchos altamente calificados, apetecidos por su capacidad de trabajo y de investigación y desarrollo. Personas que sueñan con ir a sus parques mecánicos y centros comerciales a dejarles el ahorro de sus vacaciones.

No más, por la dignidad de nuestra patria, replanteemos ese Tratado de Libre Comercio y enfoquemos nuestros esfuerzos a otros mercados. Pensemos en las economías fuertes y consolidadas de este mundo globalizado como las de la Unión Europea, y por qué no, pensar en abrir mercados con Dubái o los grandes destinos turísticos del mundo.  Abramos nuevos horizontes comerciales como la China en el cual se nos presenta la oportunidad de EXPOCHINA 2010 «MÁS VIDA, MÁS CIUDAD». Y sigamos de amigos, tratándonos de «tu a tu», con el respeto y el garbo que merecen nuestros países y sus gentes.

Ojalá los respetables congresistas de  Estados Unidos agenden con éxito la ratificación de convenciones y tratados que aquí hace rato reglamentamos y estamos implementando. Ojalá, las próximas relaciones puedan ser desde la igualdad, para que nuestros países en un análisis reflexivo de la legislación laboral comparada, miremos en conjunto si es mejor el régimen social, pensional y prestacional de Colombia o pagar simplemente por hora trabajada como lo hacen allá.

Esperamos que nuestros hermanos del norte no permitan mas ofensas contra nuestro país. A la gente de bien de Colombia que somos la inmensa mayoría de la población, nos duele el alma de nación al evidenciar, cómo cualquiera se siente con el derecho de maltratar a nuestros líderes y al sistema. La democracia en Colombia como todas las demás en el mundo está en proceso de formación, pero la nuestra es la expresión y el resultado de las mayorías. Mayorías integradas por gente decente, trabajadora y honesta, emprendedora y con fe en la vida.   Queremos y exigimos buen trato y mejores modales al referirse a nuestro presidente.

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