LA RUTA DE LA PROSPERIDAD

“Encontrando la Ruta de la Prosperidad Colectiva” es el titulo de las memorias que dejo el encuentro nacional que lideró el Instituto de ciencia política Hernán Echavarría Olozaga, el consejo  privado de competitividad, el centro de estudios económicos ANIF; y el BID, esfuerzo que quiero destacar y reconocer como especial aporte desde la reflexión de expertos en los diferentes temas tratados.

 

Es evidente que el crecimiento económico del país ha venido en ascenso, no solo por la demanda interna, si no por la inversión mixta y la confianza que hoy genera la política de seguridad democrática.  Pero el mismo señor Presidente encendió las alarmas en la instalación de las sesiones del Congreso  de la República el pasado 20 de julio “acudimos a esta cita de la democracia con alegría y expectativas en la seguridad, confianza en la inversión, dificultades en la economía y toda la determinación para avanzar en lo social”.  Se deberá entonces tomar las suficientes y oportunas decisiones para mantener el País en ese ritmo de crecimiento y poder avanzar en una sociedad mas equitativa, con menos pobres y los pobres con bienestar, con una sociedad que se atreva a sostener o sobrepasar el crecimiento por encima del 9% con una competitividad real y con una mejor infraestructura en los distintos sectores económicos y sociales.

 

No dejaremos de referirnos siempre a la necesidad y al compromiso ético y solidario frente al desarrollo humano; la ruta de la prosperidad en ultimas la podemos medir con la calidad de vida de la gente, en el acceso a la educación que es lo que nos vuelve iguales;  en la cobertura y calidad de una salud humanizada, donde no sigamos encontrando las talanqueras de un portero entrenado para atemorizar a los usuarios que llegan a las urgencias sin autoestima y sin salud quedando por cuenta de un témpano de hielo que de todo sabe menos de respeto por los derechos fundamentales de la salud.   Esa prosperidad será real también cuando le quiten el computador y el talonario del  médico y el cronometro que tiene para desencartarse de un paciente.  Definitivamente la educación y la salud de un pueblo deberán  convertirse en el mayor capital de las naciones y la conciencia real de los tomadores de decisiones en lo público y en lo privado.

 

El mapa de consensos y disensos  que se logró construir por líderes de diferentes ideologías, disciplinas y en representación de varios sectores del desarrollo nacional, nos está permitiendo aproximarnos un poco mas a la realidad y poner en el centro de la discusión los temas que deberán ser el común denominador de las tres ramas del poder público y en especial del Congreso de la República llamado hoy a definir una agenda de desarrollo, enmarcada en mas debates objetivos y constructivos  alejados de prevenciones personalistas.

 

El medidor de la opinión pública en las preferencias electorales de cara a la reelección o sucesión del presidente Uribe, nos da cuenta de la aceptación que ha tenido la política de seguridad democrática y sobre eso no hay discusión.  Sobre lo que si tenemos que abrir el debate es sobre la infraestructura física del país que viene atrasada  y rezagada desde siempre.

 

Hoy que los entes territoriales han respondido a los diferentes ajustes fiscales,  que se ha recortado el gasto público  y que los convenios de concurrencia han funcionado, al igual que  la vigencia y desarrollo de la ley 550; podemos llamar la atención de gobernantes locales, corporados públicos; para que haciendo un esfuerzo local con créditos y mas ahorro local, se proceda a recuperar la red vial de la zona rural Colombiana hoy infartada por el invierno y por la falta de atención.

 

Pongo también sobre la mesa una pregunta que nos hacemos frecuentemente y que en otro momento reflexionaremos en este espacio.  Se trata de preguntarnos ¿cuál es  la causa real para que a la fecha aún no se haya concluido el plan de los 2.500 kilómetros?  Como la gran mayoría del pueblo Colombiano reconozco en nuestro presidente su buen gobierno y nuestra cercanía con su proyecto político nos obliga a reclamar hoy una estrategia concreta en estos dos años de gobierno sobre la salida de emergencia a la recuperación de  las vías terrestres,   a la consolidación y viabilización de proyectos que vuelvan atractiva la inversión privada;  pero también la corresponsabilidad territorial  en la atención vial del País.

 

Colombia tiene hoy las condiciones en seguridad, un destacado esfuerzo en la ingeniería; unos planes nacionales de competitividad y sobre todo la voluntad política del jefe del estado respaldado por la inversión nacional e internacional, esto sumado a proyectos bien estructurados, con una buena distribución de riesgos y acatando los lineamientos de una planeación visionaria liderada por el ministerio de transporte, permitirán superar este cuello de botella en la ruta de la prosperidad.

 

La infraestructura física del país está en un momento tan difícil, que tendrá que ser objeto de una protección constitucional y un compromiso  estado-inversión privada.  El ministerio de hacienda tendrá que replantear el manejo fiscal de Departamentos y Municipios  permitiendo e induciendo a la nueva inversión en vías.  La federación de cafeteros con sus comités locales y todos los actores de la economía deben asumir con urgencia la corresponsabilidad de sostener las actuales vías de transporte terrestre y abrir las nuevas que nos permitan hablar con certeza de la competitividad, la productividad y la prosperidad.

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